12.2.08

Y al final tocó correr


El domingo se disputó en Madrid, en el Parque de las Cruces de Aluche, una prueba que, por tradicional, me apetecía mucho correr. Se trata del Trofeo Marathón de campo a través. El nombre, aclaro, se debe a que lo organiza la A. D. Marathón, y no a ninguna otra razón. Hago este inciso porque buscando algo de información acerca de la carrera, me topé con este artículo del año 2001, publicado en El País. Ni cortos ni perezosos, haciendo gala de una capacidad de documentación asombrosa, dicen que la prueba consiste en correr un maratón campo a través (será clave dosificar el esfuerzo en carrera, mucho más pesada que si se
tratara de correr 42 kilómetros por un terreno limpio y llano
). Pa cagalse, oiga.

Bueno, pues hecha la aclaración, decir que la prueba Senior se disputaba en último lugar, prevista a las 13:15, sobre un recorrido de unos 11 km. Antes se disputaron carreras de categorías inferiores, así como las de veteranos, veteranas y la Senior femenina, en la que se impuso Diana Martín.
Nosotros habríamos de dar una vuelta corta, de unos 700 metros, y cuatro largas, algo por encima de los 2.500 metros. Mi idea era bastante clara: estaba en la semana de mayor volumen de mi vida chustiatlética, en la que no se habían perdonado entrenamientos rápidos y de calidad, por lo que llegaba con las piernas pesaditas y con la idea de hacer un ritmito rapidillo, pero empezando tranquilo y cogiendo poco a poco tono, sin competir.

Pero hete aquí que nos ponemos en la línea de salida y, mirando para uno y otro lado, veo que seremos unos 40 en total, y encima la pinta de galgos de los corredores impone bastante. Viendo el percal, se hace obvio que o corro un poquito o quedo el porras más absoluto. Así las cosas, salgo sin perder la cabeza (la mía: la de carrera se perdió en la lejanía rápidamente), y me dedico a hacer toda la carrera manteniendo más o menos el ritmo, y pasando poco a poco a corredores que van a menos. De este modo se hace la carrera muy llevadera, pues siempre hay alguna referencia a por la que ir. He de decir que el circuito me gustó mucho: a pesar de ser muy planito, con sólo dos repechos breves, lo hicieron bonito a base de incluir muchos giros, cambios de dirección, y bastantes zonas de paso entre arboleda, lo que daba a veces la sensación de trasladarte a un lugar lejano de un parque urbano.

En cuanto a las sensaciones, fueron buenas "de caja", sin encontrarme asfixiado, y con un pulso bastante moderado. No obstante, las piernas se quejaban bastante... con razón, claro: tras el domingo, eché cuentas y salieron 110 km en la semana. Por ello parecía imposible subir más el ritmo, dando la sensación de correr un tanto torpe.

Ayer, para soltar, fui a Vicálvaro con la idea de alterar el entrenamiento previsto. Pensaba hacer lo siguiente: miles tranquilos, saliendo con los que hiciesen los dosmiles. De este modo, saldría, pararía en el mil; tras aproximadamente 1'25'', volvería el grupo al paso por su 1400, de modo que yo me engancharía en otro mil, haciendo el último 400 solo. Así saldría un 10 x 1000 rec:1'30'', aproximadamente. Al contar la idea, Paco, Alberto y Mario decidieron que mejor dejarse de tonterías y hacer todos los miles juntitos. Así que eso hicimos, una sesión de miles suaves por el ritmo, para que las piernas no se quejasen mucho. Pero al fin y al cabo fue un 10 x 1000 rec:1' a unos 3'33'', que no es volverse loco, pero tampoco es rodar charlando.

A ver si el miércoles montamos otra vez el mitin de los 500.


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3 comentarios:

sermor dijo...

Periodistas deportivos, ayss, en fin.

Ishtar dijo...

Sí, como los carteles del diezmil aquel (¿dónde era, Sergio?) que ponía "prohibido aparcar por maratón" o algo así. Qué fuette...

Besitos!

Miguel dijo...

Es una cruz que nos tenemos que tragar: la del maratón por un lado; pero más gorda todavía, la de los "periolistos" deportivos