El inescrutable placer de gastar dinero
Con el paso del tiempo mi asombro es mayor ante la tendencia que tenemos a derrochar el dinero con una y mil excusas. Esto se puede aplicar a innumerables ámbitos de la vida, y hoy en día es cuestión de actualidad con la omnipresente crisis. Decían anoche los comerciantes en los informativos que habían notado un bajón considerable de ventas porque reconocían tendencias novedosas en los consumidores. Por un lado, los clientes tendrían a comprar sólo lo que resultase necesario. Por otro, está siendo más habitual comparar precios entre establecimientos y elegir aquellos que resultan más baratos. Parece increíble que estas pautas de comportamiento, tan sanas y razonables, sólo se adopten cuando hay que apretarse el cinturón y vemos el futuro económico tambalearse. Es, cuando menos, muy curioso.
Sirva esto como introducción para entrar en harina y largar un poco acerca del mundillo en torno al cual se construye este blog: el del atletismo popular. Parece que si hoy en día hay un ámbito a salvo de las crisis, ése es precisamente este que nos ocupa. Los que me seguís en esta bitácora ya conocéis mis opiniones recientes acerca de la masificación de carreras, de cómo vuelan los dorsales, se multiplican los eventos, y el precio de las inscripciones no para de aumentar. Algo que parece estar en contra de las leyes del mercado, pues a pesar del aumento considerable de la oferta, los precios no bajan... así que sólo queda suponer que la demanda se ha disparado.
Siempre se ha percibido un halo de humildad próxima a la pobreza en el mundo del atletismo. En comparación con otros deportes, nada hay más barato y sencillo que calzarse unas zapatillas, ponerse ropa deportiva y salir a correr. Es más, por las particularidades de esta actividad, ni tan siquiera hace falta ropa muy compleja en los meses de invierno, exceptuando breves períodos de frío extremo. Pues bien, hoy parecemos huir de esta humildad y, de la mano de ese aparente placer que supone gastar dinero, nos rodeamos primero de cachivaches, ropas de todos los tipos, y numerosísimas zapatillas para cada condición posible. A continuación, acudimos a tantas carreras como sea posible, en muchas ocasiones sin pretender competir, sino sólo 'por ir a rodar', cuando esto lo podemos hacer gratuitamente en innumerables lugares y sin ningún tipo de dificultad logística. Y, finalmente, hemos llegado a convertirnos en clientes de saraos muy curiosos. Empezó la cosa con el Start2Run de Nike, algo que parecía nacer como una idea nueva y fresca para potenciar los entrenamientos guiados y en grupo, al calor de la San Silvestre.
Luego han continuado otros experimentos como el Adidas Running Day en el que por un módico precio (que parece más módico gracias al disfraz que le ponen de que el importe de la inscripción se dedicará a fines benéficos... qué asco me da esta moda) pasas un par de horas entre entrenamientos, charlas, pruebas de material y un pincho para redondear el evento.
Y ahora ha llegado la última de las propuestas, procedente de la afamada tienda de material atlético Bikila: el Corremos Contigo. Ofrecen entrenamientos personalizados y en grupo, una serie de descuentos y ventajas como cliente de Bikila, equipaciones exclusivas... todo bajo la tutela del responsable de fondo de la RFEA, Luis Miguel Landa, y de su señora esposa, la ex-atleta china Dong Liu. Como idea, parece muy bien concebida, pero es que los precios son de traca: por un mes, 45 eurazos. Por un año, 300. Y estoy seguro de que tendrá tirón, porque todo funciona movido por ese inescrutable e inexplicable placer al que hago referencia al comienzo de esta entrada. En fin, no quiero dar la sensación de estar en contra de estas iniciativas, pues me parece que se deben al legítimo deseo de ganar dinero por medio de un negocio perfectamente legítimo. Sólo digo que no entiendo que estas cosas lleguen a triunfar, que podamos pagar esa pasta por hacer algo que no tendría por qué costar nada o casi nada.
Ayer mismamente, por poner un ejemplo, disfruté de un entrenamiento en grupo en Arcentales, y lo cierto es que no me salió mal de precio: cero euretes. Me junté con la cuadra del Edward, y me uní a su 10 x 400, todavía con una mezcla de prudencia en los ritmos y de incapacidad para ir mucho más rápido. Así las cosas, completamos un buen rodaje previo y un bloque de cuatrocientos en los que la mitad se hicieron cuesta arriba y con el viento en contra, y la otra mitad en descenso y con el viento en la espalda. Poco a poco vamos entrando en materia.
Este entrenamiento venía después del Canguro del domingo, donde me encontré razonablemente bien, y del rodaje con gimnasio del martes. El miércoles hice un entrenamiento cruzado perpetrando una lamentable actuación en un partidillo de fútbol sala. No me canso corriendo por la pista, pero eso ayuda poco a la hora de controlar el balón, me temo...
Sirva esto como introducción para entrar en harina y largar un poco acerca del mundillo en torno al cual se construye este blog: el del atletismo popular. Parece que si hoy en día hay un ámbito a salvo de las crisis, ése es precisamente este que nos ocupa. Los que me seguís en esta bitácora ya conocéis mis opiniones recientes acerca de la masificación de carreras, de cómo vuelan los dorsales, se multiplican los eventos, y el precio de las inscripciones no para de aumentar. Algo que parece estar en contra de las leyes del mercado, pues a pesar del aumento considerable de la oferta, los precios no bajan... así que sólo queda suponer que la demanda se ha disparado.
Siempre se ha percibido un halo de humildad próxima a la pobreza en el mundo del atletismo. En comparación con otros deportes, nada hay más barato y sencillo que calzarse unas zapatillas, ponerse ropa deportiva y salir a correr. Es más, por las particularidades de esta actividad, ni tan siquiera hace falta ropa muy compleja en los meses de invierno, exceptuando breves períodos de frío extremo. Pues bien, hoy parecemos huir de esta humildad y, de la mano de ese aparente placer que supone gastar dinero, nos rodeamos primero de cachivaches, ropas de todos los tipos, y numerosísimas zapatillas para cada condición posible. A continuación, acudimos a tantas carreras como sea posible, en muchas ocasiones sin pretender competir, sino sólo 'por ir a rodar', cuando esto lo podemos hacer gratuitamente en innumerables lugares y sin ningún tipo de dificultad logística. Y, finalmente, hemos llegado a convertirnos en clientes de saraos muy curiosos. Empezó la cosa con el Start2Run de Nike, algo que parecía nacer como una idea nueva y fresca para potenciar los entrenamientos guiados y en grupo, al calor de la San Silvestre.
Luego han continuado otros experimentos como el Adidas Running Day en el que por un módico precio (que parece más módico gracias al disfraz que le ponen de que el importe de la inscripción se dedicará a fines benéficos... qué asco me da esta moda) pasas un par de horas entre entrenamientos, charlas, pruebas de material y un pincho para redondear el evento.
Y ahora ha llegado la última de las propuestas, procedente de la afamada tienda de material atlético Bikila: el Corremos Contigo. Ofrecen entrenamientos personalizados y en grupo, una serie de descuentos y ventajas como cliente de Bikila, equipaciones exclusivas... todo bajo la tutela del responsable de fondo de la RFEA, Luis Miguel Landa, y de su señora esposa, la ex-atleta china Dong Liu. Como idea, parece muy bien concebida, pero es que los precios son de traca: por un mes, 45 eurazos. Por un año, 300. Y estoy seguro de que tendrá tirón, porque todo funciona movido por ese inescrutable e inexplicable placer al que hago referencia al comienzo de esta entrada. En fin, no quiero dar la sensación de estar en contra de estas iniciativas, pues me parece que se deben al legítimo deseo de ganar dinero por medio de un negocio perfectamente legítimo. Sólo digo que no entiendo que estas cosas lleguen a triunfar, que podamos pagar esa pasta por hacer algo que no tendría por qué costar nada o casi nada.
Ayer mismamente, por poner un ejemplo, disfruté de un entrenamiento en grupo en Arcentales, y lo cierto es que no me salió mal de precio: cero euretes. Me junté con la cuadra del Edward, y me uní a su 10 x 400, todavía con una mezcla de prudencia en los ritmos y de incapacidad para ir mucho más rápido. Así las cosas, completamos un buen rodaje previo y un bloque de cuatrocientos en los que la mitad se hicieron cuesta arriba y con el viento en contra, y la otra mitad en descenso y con el viento en la espalda. Poco a poco vamos entrando en materia.
Este entrenamiento venía después del Canguro del domingo, donde me encontré razonablemente bien, y del rodaje con gimnasio del martes. El miércoles hice un entrenamiento cruzado perpetrando una lamentable actuación en un partidillo de fútbol sala. No me canso corriendo por la pista, pero eso ayuda poco a la hora de controlar el balón, me temo...
8 comentarios:
¿45 euros?? precio en la media de un entrenador de triatlón.
Es que lo que dice Miguel tiene toda la razón ,pero ya si nos vamos al mundillo del tri... ¡Apaga y vámonos!
Archiperres varios, bicicletas, zapatillas, neoprenos, entrenador, pulsómetro, cadenciómetro, blablablabla...
¡Y luego las inscripciones! A precio de diamantes y encima se agotan en horas.
Ver para creer.
Precisamente ayer hablaba sobre el precio de las carreras y la masificación y comentaba que tanto quejarso y luego los que tenemos opción de correr en sitios como el cross de la Constitución no vamos.
Es una lástima que este año estés saliendo del aguero y que no puedas irte p'alla.
No, si ya, Sergio, entiendo que no es el atletismo un caso aislado, y que en otros ámbitos cuecen habas... que queman más, si cabe. Pero es que los 45 euros de un entrenador de triatlón ya me parecen un buen dinerete para alguien que no se dedique profesionalmente a ello. Quiero decir, 45 o 100 euros me puede parecer más que razonable para un tío que dedique su vida a un deporte, y que sea entrenado por alguien que se dedique a él de manera personalizada. Pero, coño, para los objetivos de los grupos que ponen en Bikila no hacen falta esas alforjas. Con cabeza y, en todo caso, perteneciendo a un club, tienes esto y mucho más, y por un precio más reducido, creo yo.
Lo que pasa es que en el atletismo estamos mal acostumbrados, pues como apunta Mildo, en general los cachivaches son de por sí más económicos. Entiendo que desde vuestro punto de vista triatlético esto casi parezca una ganga :-)) Y es que el dinero que debe de costar vuestra afición no me lo quiero ni imaginar, jaja.
Vicente, ya llevo tiempo siguiendo la política de tratar de no gastarme mucha pasta en las carreras. Más que por la pasta en si, por el hecho de correr cómodo, y es que curiosamente cuanto más cara es una carrera, más masificada está. En este sentido siempre hago una excepción con la SSV, por supuesto :-P
A Alcobendas era imposible ir porque allí se ven demasiado las vergüenzas, y mira que me da envidia, ¿eh? A ver si te sale una carrera bonita. Al menos parece que mañana amaina la lluvia, así que el terreno habrá quedado bien para unos clavitos y para disfrutar la ocasión como se merece.
¿Es un entrenamiento realmente personalizado y analizando resultados de entrenamientos?
Si no es así, sí me parece caro.
Totalmente de acuerdo con el post, el 80% del dinero que nos gastamos en torno a este deporte seria prescindible, yo algunos entrenos, por ejemplo hoy, los disfruto tanto como una competición.
No seas gruñón, Misha ;-).
El caso es que esto, además de ser un deporte, es nuestro vicio, nuestro capricho.
Esos 45€ de los que hablas son lo que se gasta cualquier treintañero como nosotros en un sábado noche cualquiera, e incluso bastante más que eso (tapas+copas+más copas+taxi) así que, qué quieres que te diga, me parece que están mejor invertidos en esto, la verdad... Al final eso que paga no es más que una excusa para juntarse con más gente con su misma afición y tener alguna guía de cara al entrenamiento.
Ya sé que un club te da eso por menos dinero, pero hay gente a la que le asusta eso de meterse en un club, que parece que solo hubiera maquinotes (cosa falsa, pero que mucha gente aún cree).
Al fin y al cabo, somos libres de entrar en ese juego o no, y tener opciones diferentes yo lo veo como algo bueno. Si vieras ya el campus triatlético que se montaron los de La Finca en octubre a modo de fin de semana con hotel a pensión completa y un par de entrenos por el módico precio de 1000€, flipas :-O (por mucho que contaran con Noya de profe)
Besitos!
Sergio, a lo mejor sí, pero no creo que algo publicitado por una tienda para tanta gente como sea posible sea así de personalizado. Al fin y al cabo, se supone que es una persona la que ejerce de entrenadora (?)
Periko, ahí está la cosa, que no se trata de criticar el gasto por criticarlo, sino que me sorprende que estemos dispuestos a gastar un montón de dinero en algo que nos podría costar la cuarta parte, en conjunto. Es decir, más que una crítica, la entrada es una reflexión acerca de lo que veo.
Cuñá, no es mi intención parecer cajjjjcarrabias, no joas. Que entre eso y los 30 me voy sentir un viejales, jajajaja.
Como digo, no quiero que esto parezca una crítica, sino más bien una reflexión. Yo soy el primero que tiene cachivaches de esos, y que disfruta con ellos como un enano :-P, pero me parece que somos incorregibles y no tenemos límite.
Eso sí, te doy toda la razón en que disfruto mucho más algo de dinero invertido en unas carreras, unas zapas o un viajecito con competición incluida, que sólo gastármelo en copazos y taxis (que, por cierto, han vuelto a subir).
Y, además, te doy toda la razón acerca de los clubes: si hay una figura que te da mucho por poco, que te permite entrenar en grupo, fomentar el deporte de base, etc, esa es la del club. Yo sólo con que la licencia me permita correr crosses y pruebas en pista, ya me merece la pena.
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