24.3.09

Descargado

Hace ya más de dos meses que bajé a por el pan. Pasó a estar revenido, luego duro, finalmente lo rallé y guardé, y hoy me he acordado de él, con lo que voy a escribir una entrada rebozada, de esas que valen para un roto y un descosido, para segundo plato o cena improvisada. O sea, que voy a contar un poco de todo, me parece.
La interrupción llegó cuando, a finales del mes de Enero, tocó centrar esfuerzos en la preparación del examen de la Uned y, simultáneamente, me vi inmerso en un apretón de trabajo que me obligó a olvidar este rincón que tantas veces he prometido no desatender. Y en los últimos meses había tratado de dejar un poco de lado la mera y fría descripción de entrenamientos para darle un aire diferente a la bitácora. ¿Resultado? Que para seguir en esa línea me veía obligado a dedicarle más tiempo, y no encontraba el momento de actualizar estas andanzas.
Pero, recurriendo al muy manido dicho, todo lo que sube baja, y llegó el momento de la descarga. Han sido dos meses de entrenamiento abundante y fructuoso, de piernas paulatinamente más cansadas por la carga de trabajo asociada, y convenientemente descargadas (¡aleluya!) por una visita al fisio sin que mediase lesión. Hay veces que la razón se impone y me lleva a hacer cosas con la cabeza... aunque sea muy de vez en cuando.
Llegó también la descarga universitaria: el examen pasó, y yo pasé el examen. Queda el regusto de satisfacción y las ganas reforzadas de seguir usando (no perdiendo) unas horas cada semana frente a los libros. Y como regalo, un poco más de tiempo cada día, alejado de la vorágine que siempre acompaña a las semanas previas al examen; por mucho que creas llegar bien preparado, siempre hay una horita más que dedicar a los libros y apuntes. Pues bien, eso se ha terminado por lo menos en los dos próximos meses.
Pasó un viaje delicioso a Roma, donde liberé tantas ganas acumuladas a lo largo de los años de regresar a la ciudad eterna. Eterna de verdad, por historia, por rincones interesantes, por su alma de ciudad vieja, joven, atemporal... eso, eterna. También en este caso me traje un regalo en el esportón: un dolor infinito de piernas forjado a base de entrenamientos y pateos desaforados por adoquines, cuestas, vías romanas, catacumbas y escalones variados... y de nuevo la descarga llegó. En este caso con una reducción en los entrenamientos que me permitió ir degustando velocidades olvidadas, ritmos que me parecían perdidos, y sensaciones de ligereza que aparentemente me estaban vetadas desde meses atrás.
Y como en esas historias de tramas paralelas en las que todo termina convergiendo hacia el final, Lisboa estaba al otro extremo del túnel, centrando atención e ilusiones a partes iguales.
De nuevo una ciudad llena de luz, de vida, de arte y rincones. De nuevo una cita con la historia y el arte. De nuevo una capital que vivió tiempos mejores y se resiste a dejar de lado su grandeza, aunque quede un poco empañada por el paso del tiempo. Y de nuevo una macedonia de cuestas, adoquines y paseos que parecían contrariar toda posibilidad de descarga previa a la media que correría allí.
Sin embargo, todo salió bien. Y el domingo por la mañana me reencontré con las buenas sensaciones en el medio maratón, más de dos años después. Lejos del rendimiento de Granollers, pero casi igual de satisfecho, por fin pude descargar mis inquietudes y ver que soy capaz de competir en esa distancia por debajo de los 3:40 de media. Así las cosas, cuando enfilé la recta de llegada era poco más que un espectro, cansado, agotado, completamente exhausto por el esfuerzo, pero aún impulsado por un rendimiento decente para mi nivel, por la necesidad compulsiva de demostrarme a mi mismo que estoy en el buen camino.
Ojalá sea así, y lo confirme en los meses por venir.

6 comentarios:

Víctor dijo...

ojalá sea así,... y ojalá el pan no vuelva a tardar dos meses en llegar....

Mildolores dijo...

El pan duro, mojadito con café con leche es un desayuno que siempre me recordará mi niñez.

Ahora prefiero una tostadita de pan blanco y fresco, por lo que por favor, caro amici, que no se vuelva a repetir esta demora, que con galletas no me sabe igual.

Abrazos.

Ishtar dijo...

Ñaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaam, escalooooopeeeeee con sus patatitas fritas y todo :-P

Un poquito más de constancia, hombre, que has hecho un montón de cosas como para que no nos las cuentes ;-))

Besicos, morocco!

Landes dijo...

Demasiadas sensaciones en tan pocas palabras... a ver, que no me lie:

Enhorabuena por el examen que pasaste.
Enhorabuena por la media que acabaste.
Toda mi envidia, tiñosa y malsana, por las visitas a esas grandes ciudades.

Ya, bueno no, animo para lo que sea que esté por venir y sige con las descargas, que para algo valen.

vsblanco dijo...

Bienvenido del mundo a la blogosfera :-)

Miguel dijo...

Víctor, he hablado con los proveedores y me dicen que van a mejorar el sistema de reparto. Seguro que no tardará tanto ;-)

Antonio, a mi las galletas me encantan, pero no te discuto que una buena tostada no tiene rival.
Ayer, por cierto, volvió a ser un día en la CdC de "bajar a por el pan" y encontrarse con el barrio. Me imagino que ya te habrán informado :-)

Cuñá es lo malo de hacer bastantes cosas. Cuanto más haces, más hay que contar, y menos tiempo encuentras para ello. A ver si mi irregularidad y falta de constancia se han acabao ya.

Luis, de verdad que la siguiente entrada no es por joderte, pero no he podido evitar volver a escribir sobre esas dos ciudades. Qué maravilla.

Vicente, gracias, espero quedarme un ratico.