7.4.09

La muy soportable levedad del ser

Del ser o estar en forma, claro está.
En el mes de enero, en plena vorágine de estudios y de trabajo, pensaba un día sí y otro también reencontrarme con este rincón y dar noticias de mis quehaceres, ya atléticos, ya de otra índole cualquiera. Incluso a lo largo de una semana tuve claro el título de la siguiente entrada. Sería "La insoportable gravedad del ser". Hoy le hago, en cierto modo, un homenaje a esa página que sólo existió en mi cabeza, y que iba a ser un folio amargo, quizá demasiado autocomplaciente, reflejo de un estado de forma perdido, de unas sensaciones olvidadas y una ligereza que me era ajena.
Unos dos meses y medio después, esas sensaciones son muy diferentes. El lastre ha caído y ha arrastrado al titular que quedó sin uso. Con un poco de maquillaje, unas palabras más por acá, y una metamorfosis por allá, el título renace para encabezar unas líneas bien distintas. ¡Hasta qué punto se sienten otros los pies, los tobillos, los brazos...! Notas cómo, con el paso de las semanas, la pesadez es sustituida por la ligereza; la torpeza se torna un trote liviano; el corazón bombea aliviado una máquina en su puntito justo de engrase.
Es esto lo que he ido viviendo en los últimos tiempos, lo que me permitió saltar de Roma a Lisboa pleno de confianza. Y lo que, afianzado a orillas del Atlántico, enlazó un litoral con otro hasta alcanzar Barcelona con un arranque de optimismo que no sospechaba hace un par de meses.
Como si de un homenaje a los viajes colombinos se tratara, he venido a reencontrarme con mi íntima satisfacción en estos dos centros de navegación que son Lisboa y Barcelona. Hasta aquí llega la nao de esta primera mitad de la temporada, aquí viene el almirante genovés a ofrendar los frutos de su aventura. Y es cuestión de disfrutar el momento y sentirse recompensado por esta inesperada marca personal en los 10 km en ruta. Pero, al mismo tiempo, cabe confiar en que hoy, como entonces, el viaje y la conquista no se detengan. Hoy he arriado la mayor, pero asoma ya una enorme tela tejida con un hilo tan fuerte por el optimismo que parece soga, tela lista para subir por el mástil y dejarse soplar rumbo a nuevos objetivos de aquí a final de temporada.

6 comentarios:

daniblay dijo...

Pero qué vas a hacer ahora un 3000 ml o la Volvo Ocean Race?¿ ;-)

Felicidades.

Mildolores dijo...

¡¡A toda vela!!
Que siga, que dure.
Y enhorabuena por ese marcón, que estoy enterado, no se me ha escapado.

Ishtar dijo...

Y eso que ibas un poco "a verlas venir", ¿eh? ;-). ¡¡Enhorabuena!!. Piensa que, para que haya buenos resultados, siempre hay una época de malas sensaciones, propias de la carga a la que estamos sometiendo al cuerpo para que luego, con la compensación, tenga claro su estímulo y pegue ese saltito de calidad :-).

Besitos!

vsblanco dijo...

El corredor tiende a ser impaciente y quiere estar siempre en la cresta de la ola, tanto en lo que se refiere a forma como a sensaciones.

Lo bueno es que poco a poco nos vamos conociendo y vamos entendiendo que para llegar a ir ligero primero hay que sentirse pesado.

Enhorabuena por esas carreras.

Landes dijo...

Ya no se si visito tu blog para leer y aprender de tus vicencias atéticas, o para disfrutar de tu prosa :P. Enhorabuena en cualquier caso por esa marca y a seguir disfrutando, que al fin y al cabo es lo que nos anima a seguir.

Miguel dijo...

Dani, muchas gracias. Pero a tu pregunta... joer, he pensado en un velerito en aguas mediterráneas, con una cerveza en la mano, y se me han quitado todas las ganas de entrenar :-)

Antonio, muchas gracias a ti también. Ves que compartimos algunos talismanes y fetiches: Lisboa, Barcelona... a ver si nos podemos seguir contando éxitos, o al menos satisfacciones personales, que al final es lo que cuenta.

Pues sí, cuñá, a verlas venir. Y sin esperármelo. ¿Quizá por eso ha salido mejor de lo esperado? Lo que está claro es que el cuerpo es una máquina listísima, y cuando le das tregua termina por agradecértelo de alguna manera.
Y, por si fuera poco, el cuerpo va gobernado (o eso pretendemos) por una cabeza que generalmente tiene mucho que decir en cómo funcionan las bielas. Y así es, como dice Vicente: muchas veces vamos dominados por la impaciencia, las prisas y, sobre todo, la ansiedad (ver la última entrada), y al final las cosas no salen.
Lo cierto es que es muy curioso que seamos impacientes los corredores de fondo, cuando nuestra afición es básicamente una oda a la paciencia y la contención.

Luis, sea como sea, encantado de que me visites :-)
En cualquier caso, hoy os dejo algo mucha más ligado al "correl", que diría uno que yo me sé, analizando el entrenamiento y esas cosillas...
Y sí, lo principal es disfrutar. Te puedo asegurar que desde diciembre lo he hecho muy a menudo, ya fuese en el gimnasio, en los rodajes, en los controlados, las series...