9.10.07

Sonrisas y lágrimas


¿Nos vamos a dedicar a hablar de cine, en luar de carreritas y entrenamientos? Ésta es la pregunta que te puede asaltar al leer el título de este post. Y no sería descabellado, porque seguramente podría llegar a hacer aportaciones más valiosas que vertiendo entrenamientos, competiciones y reflexiones de una chusta en zapatillas. Pero como tampoco me veo capacitado para escribir sobre cine con coherencia, profundidad y capacidad de atracción, lo dejaremos tal y como está.

El fin de semana ha sido muy intenso: comenzó con las cuestas del viernes en el JC-I, a las que se añadió el trote posterior preparando la carrera del Decathlon. Esta actividad, que desde el punto de vista meramente deportivo se dio bien, puso un halo de preocupación y de dolor en torno al pie izquierdo, que no deja de quejarse y de darme una impresión un tanto rara… lágrimas enjugadas por la cena tapiera, exquisita y, sobre todo, divertidísima, disfrutada en excelente compañía: sonrisas.

Sonrisas que se repitieron a lo largo del sábado con el buen resultado de la carrera del Decathlon y, sobre todo, con mi llegada a Hamburgo. Dos minutos en la ciudad y parecía que nunca me había ido. Me senté en el S-Bahn con una sonrisa tonta y eterna dibujada en la cara, henchido de emoción, a ratos conteniendo el llanto que quería participar en la fiesta de mi regreso a la ciudad hanseática. La felicidad era casi absoluta, aún más rotunda al encontrarme con Fernando, con quien pasé una velada encantadora.

Y el domingo por la mañana se redondeó la dicha: mañana fría, soleada, otoñal, luminosa. Un calentamiento unido al R3 de la semana en torno al Alster, precioso, con buenas sensaciones. Y casi sin dolor, para terminar de coronar mi alegría.

El día no había hecho sino comenzar, y lo aproveché a tope paseando por la cuna de tantas satisfacciones pasadas, bañado por el sol tibio empeñado en revelarme la mejor de las caras de Hamburgo. A mediodía, tras un brunch apetitoso en Schanze, cogí el tren a Bremen, donde nos juntamos los compañeros del curso que me tiene fuera de casa durante esta semana.

Ya desde el lunes estamos en las afueras de Bremen. Ayer hice los 5 x 4 x 200 del plan. El entorno es precioso, y he encontrado una buena recta para hacer el entrenamiento. Buenas sensaciones a pesar de la hora, ayudado por una temperatura agradable y una niebla húmeda que invitaba a darle duro a la zapatilla. Y al terminar, lágrimas: dolor, pero no en los pies, donde se mitiga, sino en las piernas, que se han llevado una buena zurra.

Hoy, 15 km a buen ritmito y casi en la oscuridad absoluta.

1 comentario:

vsblanco dijo...

Ánimo, tron, que si eres capaz de hacer lo prescrito tu solito es que la cosa va bien.

A otros nos cae un atasco de hora y media, nos dan los siete males y nos vamos p'a casa sin hacer las series.